Ravaschino, otra vez disecando una pelicula, y transfomandola en este caso
      en un "centenar de gags concentrados en las casas y las calles de ese
      pueblo". Sin ánimo de rivalizar, porque creo que en parte,
      disfrutaste como yo de esa película, creo que son frecuentes tus
      disecciones, que muestran a las claras que te perdes el "alma"
      de la película.Y esto se nota por la forma en que solés desvirtuar
      asuntos que no son menores. Cuando decís que Michel huye, entre otras
      cosas de "enfermeras chupandole el pene", cualquiera que no ha
      visto la película queda desconcertado. La escena en cuestion es un
      ridiculo y absurdo intento terapeutico por devolverle el deseo sexual a un
      sexagenario hartado ya de la vida que lleva.Y no es para nada lo mismo.
      Como conocedor de Berlanga sabrás que su forma de dirigir a los actores
      es mas bien dejando que cada uno dé el tono con que le salga su
      personaje.En algunos casos de París Tombuctu los personajes, salen como
      salen y se funden con la realidad del actor.Michel Picoli, esta viejo y
      desganado esto nos conmueve desde las primeras escenas a los que conocemos
      sus películas.Y ese es el hilo conductor de la película.La no-actuacion
      es coherente con el personaje: no me jodan, no quiero nada, no me interesa
      nada, no existen motivos para vivir etc. Si parece que se olvida la letra,
      pasa por su dificultad para hablar en español.Y obviamente no hay
      retomas. Lo verdaderamente patético sería que berlanga a los 80 años
      intente hacer una obra perfecta y le salga almidonada. En cambio la
      sensacion que me da es de frescura, espontaneidad y de un genio que a su
      edad, merece divertirse y disfrutar filmando sin hacerse mucho rollo.Y eso
      es lo que percibo y por lo que yo tambien disfruté. Se podría decir que
      es una obra de vejez, con citas absolutamente cinéfilas (como el hecho de
      que Michel Piccoli duerma con un muñeco tipo chirolita)Podría ser que a
      ciertos gags les falte un poquito de inspiracion, claro, no son para la
      carcajada, mas bien son vehículo de una mirada hacia este momento del
      cambio de siglo y como encuentra a las personas. En cualquier caso, yo la
      disfruté mucho. 
       
      Esteban (Buenos Aires, Argentina. Edad: 35)
      
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