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       NOCHES
      BLANCAS 
      (Insomnia) 
      Estados
      Unidos,
      2002  | 
     
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    Dirigida por Christopher Nolan, con Al Pacino, Robin Williams, Hillary Swank, Maura Tierney, Martin Donovan, Nicky Katt. 
     
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      Christopher Nolan efrentaba una situación complicada. Su última
      película, Memento, un pequeño prodigio perpetrado en
      forma independiente, se había convertido, gracias a un excelente guión,
      en un gran éxito. Semejante suceso motivó el pase a la primera de
      Nolan, que signa esta película producida por Steven Soderbergh (un caso
      prototípico de realizador independiente... integrado al flanco más
      conservador de Hollywood) y George Clooney, y en la que dirige a tres
      ganadores del Oscar: Al Pacino, Robin Williams y Hillary Swank. Nolan
      sortea la prueba con gran autoridad.
      Noches blancas parte de una premisa supuestamente sencilla que va
      adquiriendo complejidad a medida que pasan los minutos. El veterano
      detective de Los Angeles Will Dormer (Pacino) es enviado a Alaska junto a
      su compañero Hap (Martin Donovan) para investigar el asesinato de una
      adolescente, muerta a golpes y luego higienizada (corte de uñas incluido)
      puntillosamente. Pronto se enterará Dormer de que ha llegado a ese lugar
      recóndito del mundo durante el Sol de Medianoche, en que el astro rey no
      se oculta en ningún momento del día. Pronto sabrá el espectador que la
      relación entre Hap y Will pasa por su peor momento: "Asuntos
      Internos" los está investigando por unos casos supuestamente
      resueltos de manera incorrecta y Hap está dispuesto a denunciar a Will
      para salvar su pellejo. La pareja de detectives decide concentrarse en el
      homicidio, y rápidamente dan con un sospechoso al que persiguen en una
      playa rocosa inundada por la niebla. Durante la persecución, Dormer mata
      por error a Hap. ¿Por error? ¿O porque en algún recodo de su
      inconsciente lo deseaba muerto antes que traicionándolo y destruyendo su
      carrera? Dormer ya no puede asegurar nada, la eterna claridad y el
      remordimiento le impiden dormir y su estado físico va decayendo con
      velocidad asombrosa. Además, el sospechoso, un escritor mediocre e
      introvertido llamado Walter Finch (Williams), vio lo sucedido e intenta a
      toda costa convertir a Dormer en socio en el crimen. Para colmo, Ellie
      Burr (Swank), una policía del pueblo, decide investigar concienzudamente
      la muerte de Hap. 
      Un sólido pilar sobre el que se asienta el film, remake de una
      película noruega del mismo nombre, es el desempeño de los intérpretes.
      Pacino es todo un especialista en personajes desbordados (Sérpico,
      Tarde de perros, Caracortada, El abogado del
      Diablo, Fuego contra fuego, El informante...). Sin
      embargo, en Noches blancas se encuentra contenido en el papel del
      melancólico detective que parece encaminado hacia la derrota absoluta. Lo
      mismo Robin Williams, lejos de las payasescas interpretaciones a las que
      nos tenía acostumbrados y sorprendiendo en el papel del patético Finch,
      un pobre tipo que se siente culpable y cómodo al mismo tiempo con la idea
      de ser un asesino. En cuanto a Hilary Swank y el resto del elenco, se
      desempeñan con total eficiencia. 
      Nolan va transformando al film en una sólida reflexión sobre la
      ambigüedad de las personas y las situaciones en que se ven inmersas.
      Dormer se convertirá, involuntariamente, en confidente de Finch,
      descubriendo con horror que ese al que creía asesino, y por lo tanto su
      contracara, se parece cada vez más a él. Sus pensamientos se debatirán
      entre la salvación propia mediante el quiebre de todas las normas que se
      enorgullecía en cumplir y la redención a costa de toda su carrera. Finch
      percibirá con sorpresa, un poco de miedo y bastante de excitación cuán
      fácil es quitarle la vida a una persona; la fragilidad del ser humano.
      Eso lo hace sentirse importante pues, como dice Pacino al principio del
      relato, "cruzó la línea y ni siquiera pestañeó". Finalmente,
      Ellie Burr tendrá el desafío de entender que muchas veces las leyes y el
      deber de un agente están muy lejos de lo que se considera justicia. 
      En un pueblo donde las acciones más siniestras se realizan a la luz
      del día –lo que resalta aun más la oscuridad de los personajes–
      transcurre Noches blancas, un film en el que todos intentan dormir
      con la conciencia tranquila, casi siempre sin conseguirlo. 
      Rodrigo Seijas       
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