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     LAS LOCURAS DEL
    EMPERADOR 
    (The Emperor's New Groove) 
    Estados
    Unidos, 2000  | 
    
        
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      Largometraje de animación
      dirigido por Mark Dindal. 
     
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    Si algo le faltaba a la Disney era centrar otra de sus fábulas infantiles
    en la ciudad peruana de Cuzco, capital arqueológica de América. Rodeada
    del arte Inca y en el marco de la fantástica belleza de paisajes como el
    Machu Pichu y otros lugares cargados de exotismo, la historia es la de un
    emperador pedante y omnipotente, que no duda en ubicar su nueva mansión con
    piscina en una colina habitada por campesinos. Pero esta vez nuestro héroe
    no es más que un egocéntrico emperador que vuelve locos a servidores y
    lacayos con sus caprichos, y quien en una especie de viaje iniciático –que
    incluye un frustrante y gracioso maleficio– pasará del lado de los
    buenos. Eso sí, luego de mofarse y vengarse de todo aquel que ose quebrar
    "su ritmo", es decir su lujuriosa diversión, aunque eso
    signifique que a otros les toque la desgracia. Porque, como queda claro
    desde el vamos, todo comienza y termina en él, y es como si sólo supiera
    conjugar el verbo imperativo.
    Todo parece estar al servivio de su Majestad, Kuzco, cuando una de sus
    empleadas, la ambiciosa y maléfica Yzma lo invita a comer luego de ser
    echada sólo por haber jugado un rato en el trono. Kronk, el tontón y
    musculoso secretario de la mujer, además de lidiar con su mediocridad que
    hace que hasta su diablo y su ángel se disputen en eso de ser más idiotas,
    ya se sabe las órdenes de memoria. Es así que echa los extraños mejunjes
    que Yzma produce en su laboratorio en tres copas, por si las moscas. Y el
    emperador cae sobre la mesa. Al tiempo en que el dúo festeja su muerte la
    fisonomía del emperador muta hasta llegar a la de una patética llama.
    Nuevamente la misión de Kronk es la de hacer desaparecer al irreconocible
    Kuzco, quien es metido en una bolsa y termina en la carreta de Pacha, el
    campesino al que Kuzco piensa exportar de la magnifíca colina. 
    Narrada por el propio emperador, quien incluso llama la atención al
    director para que se ocupe más de él, o hace que recordemos que tenemos
    que pensar en él –dibujando un círculo rojo alrededor de su imagen
    congelada–, la historia continúa en una hilarante sucesión de gags al
    servicio de este ex poderoso emperador. Ahora convertido en una
    impresentable llama intentará hacer las cosas por sí mismo –como caminar
    en dos patas hasta el palacio desde el lugar donde vive el campesino–,
    aunque será puntualmente asistido por el bonachón de Pacha, que deja el
    rencor de lado para acompañarlo en una travesía que incluye graciosas
    persecusiones de Yzma y Kronk. Finalmente todo dependerá del ingenuo
    sirviente de Yzma, quien tendrá en sus manos la oportunidad de que Kuzco
    beba el antídoto para reconvertirse en humano. 
    Con paisajes bellos y de diseño sencillo, pocos pero bien semblanteados
    personajes y transformaciones arquetípicas que responden a un guión seguro
    para el entretenimiento ATP, la animación de Mark Dindal (Cat´s Don't
    Dance) no aburre ni por broma, mantiene el tono amable y lúdico hasta
    el final, y encima tiene lindas canciones de Sting. 
    
    
    Karina Noriega       
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