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    Presentada en el XXI Festival de Mar del Plata en la sección Cerca de lo 
    Oscuro, Thumbsucker (título original del bobo Impulso adolescente) 
    es una muestra cabal de lo que puede ofrecer el cine independiente 
    estadounidense actual. 
    
    El film cuenta la historia de Joel Cobb (Chase Offerle), quien, a pesar de 
    cursar ya la escuela secundaria, sigue sucumbiendo a la tentación de 
    chuparse el dedo, cosa muy mal vista, por cierto. Los padres (Tilda Swinton 
    y Vincent D’Onofrio) están –típicamente– preocupados. Lo mismo un profesor 
    (Vince Vaughn) que ve en el muchacho un enorme potencial. Un día aparece el 
    dentista de Joel (Keanu Reeves) y, mediante la hipnosis, soluciona el 
    problema. O no. Porque a partir del fin de esa “adicción” no sólo brota con 
    mucha fuerza el potencial dormido del protagonista, sino también un lado 
    bastante oscuro en él, que le traerá unas cuantas consecuencias 
    conflictivas. 
    
    Thumbsucker 
    ofrece varios rasgos habituales en el cine surgido de la factoría Sundance: 
    consumo de drogas y alcohol, diálogos graciosos, iniciaciones sexuales, 
    actores famosos en papeles raros que les permiten dar una vuelta de tuerca a 
    sus habituales labores. También personajes que evolucionan en su 
    importancia, situaciones que bordean lo bizarro, momentos desencadenantes de 
    confesiones, revelaciones que crean expectativas (para luego decepcionarlas, 
    al mostrarse falsas). 
    
    Da la sensación de que este film se propone romper barreras y límites, pero 
    luego se conforma con sólo describirlos, reafirmándolos incluso a partir de 
    un desenlace conformista y feliz. No es que esté del todo mal eso –en última 
    instancia, las escenas finales se encadenan con fluidez y naturalidad–, pero 
    parecería que al realizador le dio miedo, demasiado miedo, quebrar lo 
    establecido y provocar despiole. 
    
    
    Prolija, inofensiva al cabo, muuuuy correcta, Impulso adolescente 
    difícilmente pasará a la historia. Como la mayor parte del cine indie, 
    que siempre parece proponer un cambio para, al fin y al cabo, reafirmar las 
    estructuras existentes. 
    Rodrigo Seijas      
    
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