La primera Hombres de negro, estrenada hace un lustro, se constituyó en la gran sorpresa del año. Nadie esperaba mucho de esa pieza de ciencia ficción en la que se narraba el accionar de una organización ultrasecreta encargada de monitorear y vigilar la presencia alienígena en la Tierra. Pero el film dirigido por Barry Sonnenfeld y protagonizado por Will Smith y Tommy Lee Jones rompió todos los récords de taquilla y dejó atrás a varios tanques como Batman y Robin y El mundo perdido. Las claves de tamaño éxito fueron un humor fresco y despreocupado, un gran ritmo en la narración y actuaciones muy buenas, en especial de Jones y Linda Florentino.

Cinco años después, las aventuras de los agentes Kay y Jay (Jones y Smith, respectivamente), a pesar de contar con casi el mismo equipo que la vez anterior –Sonnenfeld como director, Steven Spielberg como productor ejecutivo, el ganador del Oscar por Maquillaje Rick Baker–, no impactan de la misma forma, y no sólo por la expectativa suscitada en torno de la segunda parte.

La trama presenta unos cuantos baches narrativos; las actuaciones son mucho más acartonadas: en varios momentos da la impresión de que Tommy Lee Jones y Will Smith están haciendo la película only for money o para "recobrarse" de fracasos anteriores. Se extraña la presencia de Linda Fiorentino, la excelente forense del primer film, y los monstruos y criaturas espaciales se convierten en, por lejos, las grandes estrellas del film. Sólo ellos conservan ese humor inocente y al mismo tiempo brusco, en una propuesta minuciosamente calculada para dejar conformes a todos los espectadores... pero que al final (y en parte por eso) termina defraudando.

Esto no significa que Hombres de negro II sea una película horrorosa. Hay buenos chistes y cierto encanto de la primera parte pervive, impidiendo el naufragio definitivo de la secuela. Sí es verdad que no pasa de ser un entretenimiento rutinario que cometió el error de dejar la espontaneidad a un lado por miedo al fracaso, sin comprender que sin riesgos no hay recompensa.