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RED DE CORRUPCION
(Exit Wounds)

Estados Unidos, 2001


Dirigida por Andrzej Bartkowiak, con Steven Seagal, DMX, Isaiah Washington, Anthony Anderson, Michael Jai White, Bill Duke.



Primera advertencia: esta es una película realizada exclusivamente para el lucimiento de la rellena figura de Steven Seagal, quien desde hace ya muchos años viene repartiendo disparos, golpes y patadas. Permitiéndose, de paso, desarrollar versiones "propias" de éxitos ajenos como Alerta Máxima 1 y 2 (sobre Duro de Matar), y dándose el gusto de compartir cartel con Sharon Stone, Michael Caine, Tommy Lee Jones y Kurt Russel, entre otros.

Algunos de sus films son sinceros entretenimientos menores, con virtuosas muestras de Tai Chi y técnicas similares, pero Seagal jamás tendrá el carisma de Jackie Chan, o el desconcierto mundano de Bruce Willis, ni mucho menos la contundencia imperturbable de Clint Eastwood. Sin embargo, al tipo jamás se lo nota acomplejado por su escasa capacidad actoral y permanece fiel a si mismo. Sin intentar salirse de su molde y esquivando las malas comedias, los estruendosos fracasos taquilleros y los insalvables bajones de popularidad que ha sufrido Schwarzenegger.

En lugar de tantear nuevos rumbos, Seagal fue a lo seguro, asociándose con un poderoso productor especialista en el género: Joel Silver, ese ladrón que, arma en mano, siempre se las arregla para estar cerca del billete, sin importarle estirar hasta lo inimaginable una saga como la de Arma Mortal o robarle a John Woo y el animé japonés sus mejores trucos para producir la sobrevaloradísima The Matrix, película que ha impuesto las patadas voladoras a cámara lentísima, de las cuales no zafa ni Seagal (especialista en puñetazos). Ni qué hablar, entonces, si este film encima está dirigido por el responsable de Romeo debe morir...

Y no hay mucho mas para decir. Ah, me olvidaba de la... ¿historia?... que es la siguiente: cincuenta kilos de heroína desaparecen en Detroit. Entonces, llega Seagal personificando a Orin Boyd, honesto y rudo hombre de la ley que deberá acomodarse en la peor comisaría de la ciudad, en la que abundan los policías corruptos, y aceptará como única ayuda posible la de un gángster rapero de piel oscura (total, a esta altura nadie se acuerda de 48 Horas...).

Última advertencia: si no les gusta Seagal ni en figuritas, obviamente no vayan. Pero, principalmente, si no les agrada en lo mas mínimo todo el cine de acción realizado desde The Matrix a esta parte, no pisen siquiera la cuadra donde se localiza su cinematógrafo amigo.

Gabriel Alvarez     


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